jueves, 26 de diciembre de 2013

PREVENCIÓN DE LA AGRESIVIDAD Y LA VIOLENCIA EN EL DEPORTE EN EDAD ESCOLAR: UN ESTUDIO DE REVISIÓN

Alfredo Sáenz. Fernando Gimeno Marco. Hector gutierrez Pablo. Beatriz Garaiz Ibañez de Elejable. Cuadernos de psicología del Deporte, vol. 12, 2, 57-72

INTRODUCCIÓN:

Los jóvenes deportistas dedican una parte importante de su tiempo de ocio a la práctica deportiva. Durante la misma suelen acontecer comportamientos y actitudes de deportividad y de no deportividad. Según Martens (1892) no existe una definición de deportividad, sino que habría que identificar de manera específica las conductas de deportividad, su conexión con cada deporte, con el nivel de juego de los deportistas y con la edad de estos.

El Consejo Superior de Deportes de España, basándose en el Código de Ética del Consejo Europeo designa que deportividad tiene dos significados:
a) Respeto de  cada una de las normas escritas que rige cada deporte
b) Respeto por las normas y reglas morales.

Lee (1996) define que la deportividad se fundamenta en un principio de justicia para todos, en donde no existe la intención, ni fortuita, ni deliberada, de conseguir una ventaja deshonesta sobre el adversario. Pero en ocasiones durante la práctica deportiva también pueden aparecer comportamientos inadecuados, como los violentos. La violencia según la UNESCO se define como  “todo cuanto se encamine a conseguir algo mediante el empleo de una fuerza, a menudo física, que anula la voluntad del otro”.

Psicólogos definen la agresión como  “cualquier comportamiento con el objetivo de lastimar a otro que tenga la motivación para evitar esos tratos” (Baron y Richardson 1994). Según Archer y Browne la conducta agresiva es un compendio de tres características:
1.- Intención de causar daño
2.- Provocar daño real
3.- Existencia de una alteración en el estado emocional de la persona.
Sin embargo otros autores la clasifican según el tipo de refuerzo primario: Agresión Hostil y Agresión Instrumental.
La agresión hostil es aquella en la que el refuerzo es el daño que se inflige a otra persona, y la agresión instrumental es aquella que se lleva a cabo para conseguir un objetivo utilizando la agresión. Ambos tipos de conductas se saltan lo limites del comportamiento competitivo permitido por las reglas de cada deporte al implicar un intento de daño al oponente y no son admitidas en los contextos deportivos.

Finalmente, otros autores señalan que el comportamiento agresivo y violento es “el conjunto de pensamientos, actitudes y comportamientos expresados inadecuadamente y que implican una serie de respuestas que traspasan la línea de las normas, el respeto, la consideración, el control y la deportividad. La conducta agresiva en el deportista abarca, en su conjunto, una serie de reacciones desajustadas como, por ejemplo, insultar, amenazar, desafiar, criticar, pegar, golpear, empujar…”

En contraposición a la agresividad negativa, que no está permitida en el deporte, nos encontramos con la asertividad (la intención no es dañar al oponente, sino simplemente establecer un dominio, jugando dentro de las reglas de cada deporte con una elevada emotividad).

TEORÍAS EXPLICATIVAS DE LA AGRESIVIDAD Y VIOLENCIA EN EL DEPORTE:

Son numerosos los modelos teóricos que tratan de explicar los comportamientos agresivos.

Teorías activas y reactivas:

Las teorías activas, asumen que la agresividad es un estado emocional innato.
Las teorías reactivas, asumen que la agresividad se produce como respuesta o adaptación a determinados estímulos de naturaleza interna y externa.

Las causas de la violencia pueden ser múltiples y es posible que la justificación varíe si el análisis de la cuestión lo hacemos desde la psicología, la sociología, la educación o cualquier otra disciplina desde la que estemos abordando la cuestión.

Teorías innatistas:

Las teorías innatistas consideran que la agresividad tendría sus bases en la historia evolutiva de los organismos. Según Eibl –Eibesfeldt (1993), la agresión es un impulso que es propio de la naturaleza del ser humano, por lo que tendría características universales y estaría profundamente enraizado en la historia evolutiva del ser humano.

El modelo clásico de agresión-frustración (Dollard, Doob, Miller, Mowrer y Sears, 1939) la imposibilidad de conseguir un objetivo determinado, lleva al individuo a sentir frustración. Esta lleva a desencadenar un impulso agresivo, que tiene como consecuencia la agresión.

Las teorías reactivas otorgan más importancia al ambiente que a lo innato. Así, la revisión del modelo anterior, asume que la agresividad se produce también como respuesta a estímulos externos. Desde esta perspectiva, un facilitador como la frustración provoca un incremento en la activación fisiológica y psíquica del individuo, lo cual podría desencadenar en una conducta agresiva solo si por aprendizaje social el sujeto ha interiorizado unos códigos que le indiquen que dicha conducta es adecuada en tales circunstancias.

Teorías conductistas:

También las teorías conductistas han pretendido explicar cómo los sujetos acceden a la adquisición de ciertas conductas, entre otras, las agresivas.
El aprendizaje por condicionamiento clásico (la conducta humana, aunque influida por la biología, es también un cumulo de respuestas condicionadas).
Conceptos de condicionamiento clásico (Watson 1920), pueden ayudar a explicar la adquisición de ciertas conductas antideportivas en los contextos deportivos. Por ejemplo, cuando el entrenador le grita a un jugador (estimulo incondicionado), puede ocurrir una reacción de sobresalto (respuesta incondicionada). La proximidad del entrenador al deportista (estimulo neutro) puede, a través de la asociación repetida con gritos, finalmente producir ansiedad y comportamientos no deportivos (respuesta condicionada).
Otra de las teorías conductistas que ha pretendido explicar la agresividad, ha sido la teoría del condicionamiento operante. Este modelo teórico pretende describir la relación entre la conducta y los sucesos ambientales que sobre ella repercuten. Según Skinner (1976), sobre la teoría del condicionamiento operante, se fundamenta el paradigma del reforzamiento, que se sirve de la modificación de la conducta para evaluar, valorar y alterar la conducta. En los contextos deportivos encontramos una frecuente utilización de contingencia de reforzamiento, convirtiéndose en uno de los procedimientos de aprendizaje más usual. La enseñanza a jóvenes deportistas, entrenadores o padres/espectadores de comportamiento o formas de actuación se plantea como un programa de refuerzos que permita modificar la conducta aumentando las conductas relacionadas con la deportividad.

Teorías socio-cognitivas: 

Las teorías socio-cognitivas postulan que tanto el contexto social como ambiental determinan las actitudes y conductas, entre ellas agresivas que desarrollan los individuos.
La teoría del aprendizaje social o teoría social cognitiva, utiliza elementos de aprendizaje clásico operante y vicario, para explicar la conducta. Esta teoría, desarrollada en sus inicios por Bandura, va mas allá del refuerzo directo al que se refiere Skinner, incorporando el refuerzo vicario. Además concede gran importancia a la construcción del conocimiento por parte del individuo. Según Bandura (1977), se aprende no solo lo que se hace, sino también observando las conductas de otras personas y las consecuencias de estas conductas. Sin embargo años después Bandura considere simplista esta teoría a la hora de explicar el fenómeno que observaba (agresión en adolescentes) y decide utilizar el concepto determinismo reciproco, para explicar que el ambiente causa el comportamiento y que también que el comportamiento causa el ambiente. Es por tanto, un modelo de interacción, donde los acontecimientos ambientales, los factores personales y la conducta actúan entre si como determinantes interactivos.

En los últimos años, teorías socio-cognitivas explicativas de la motivación, la teoría de la orientación de las metas de logro y la teoría de la autodeterminación, han pretendido explicar los comportamientos prosociales  y antisociales en el ámbito deportivo. 

La teoría de la orientación de las metas de logro pretende relacional el tipo de orientación, hacia el ego o hacia la tarea (Nicholls, 1989). La orientación al ego se relacional de forma positiva con comportamientos antisociales. 
Duda (2001) señala que las personas exhiben ambos tipos de orientaciones, existiendo una serie de factores que hacen que en cada momento particular se presente diferentes niveles de implicación en ambas  orientaciones. Por lo tanto la orientación de los deportistas será el resultado de los factores situacionales y disposicionales.

La teoría de la  autodeterminación trata de explicar  cómo las personas que participan en contextos deportivos, pueden sentirse de manera diferente al realizar una actividad.
  • -          Intrínsecamente motivados
  • -          Extrínsecamente motivados

Estos tipos de motivación pueden predecir los comportamientos prosociales y antisociales. En los individuos con mayor nivel de autodeterminación (alta motivación intrínseca) aparecen comportamientos de deportividad. En cambio una alta desmotivación (baja motivación intrínseca) se asocia a conductas agresivas.

Teoría del razonamiento moral:

Otros autores pretenden explicar la agresividad en los contextos deportivos a partir de la teoría del razonamiento moral. Se ha demostrado que niveles más bajos de razonamiento moral, están asociados con una mayor probabilidad de consentir y expresar comportamientos antisociales en el deporte. Y altos niveles de razonamiento moral se asocian a la aceptación y manifestación de comportamientos prosociales. La teoría del razonamiento moral, en lugar de centrase en el modelado o en técnicas operantes, fija su atención en el modo en que los cambios en el desarrollo y el crecimiento psicológico en las personas interactúan con las experiencias ambientales para modelar el razonamiento moral.  Este modelo considera que la capacidad de razonar depende del nivel de desarrollo mental de cada persona.


TIPOLOGÍA DE PREVENCIÓN DE LA VIOLENCIA:

El termino prevención aglutina una gama de medidas dirigidas tanto a la reducción de comportamientos inadecuados, como al aumento de comportamientos adecuados. Se distinguen tres niveles:

1.     -          Prevención primaria: hace referencia al conjunto de actividades que se realizan antes de que aparezcan determinad tipo de actitudes o conductas no deseadas.
2.     -          Prevención secundaria: se refiere a la detección de determinadas conductas no deseadas.
3.     -          Prevención terciaria: hace referencia a la implantación de un tratamiento cuando habitualmente ocurren incidentes antideportivos. Este tratamiento pretende reconducir o paliar los efectos y consecuencias de dichos comportamientos.


DISCUSIÓN:

Los programas y estrategias implicados en los contextos deportivos en edad escolar,  se fundamentan principalmente en dos teorías. La teoría del razonamiento moral, proponiendo acciones de sensibilización y formativas principalmente, que permitan la reflexión de los agentes sociales y de los jóvenes deportistas, y la teoría del aprendizaje social proponiendo comportamientos adecuados a los agentes socializadores, con el propósito de que por aprendizaje vicario los deportistas las adquieran cuando afrontan la práctica deportiva.

La mayoría de los textos revisados hacen referencia a la prevención primaria. Sería interesante que los programas, además de proponer estrategias de prevención, propusiesen al mismo tiempo acciones de intervención y rehabilitación. Estos programas deben incluir    1) acciones de carácter divulgativo y formativo (prevención primaria) 2) acciones de intervención (prevención secundaria) 3) acciones de rehabilitación (prevención terciaria).

Se hace necesario que las estrategias de prevención que se propongan, sean rigurosamente evaluadas a partir de datos conductuales pre-post test, con el objetivo de conocer su verdadero impacto.

Las estrategias que conforman estos programas procuran influir sobre el desarrollo y crecimiento psicológico de los agentes que participan en los contextos deportivos en edad escolar. Y otras se basan en técnicas de modificación de conducta que permitan evaluar valorar y alterar los comportamientos.

Finalmente las acciones preventivas de comportamientos inadecuados mayoritariamente se dirigen a los agentes directos que rodean a los jóvenes deportistas, principalmente a entrenadores padres y madres. Sin embargo, son escasas las acciones que de forma directa o indirecta participan sobre los jóvenes. Únicamente cuando los agentes sociales proporcionan modeles adecuados, la práctica deportiva se convertirán en un instrumente eficaz para el aprendizaje de los valores socialmente deseables.

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