VARIABLES
EMOCIONALES Y SOCIALES RELACIONADAS CON CONDUCTAS AGRESIVAS Y ANTIDEPORTIVAS EN
NIÑOS AFICIONADOS AL DEPORTE
Peligrín, A.
Universidad Miguel Hernández de Elche
La conducta agresiva y violenta continúa manifestándose
en el mundo del deporte de forma continuada. Parece que se resiste a pesar de
la constante reivindicación acerca de la deportividad y el juego limpio, que
debería respetarse por encima de todo durante una competición.
Con frecuencia, los medios de comunicación
resaltan a modo de espectáculos las agresiones que se desencadenan entre
algunos deportistas durante un encuentro deportivo. Algunos ejemplos podrían
ser cuando un jugador insulta al árbitro tras la decisión de una jugada,
insultos entre dos o más jugadores…
Estos ejemplos se pueden encontrar tanto en una
competición a nivel nacional como en un
campeonato regional o incuso escolar. Pero esto no queda ahí, la agresividad y
la violencia durante los eventos deportivos son transmitidos por los medios de comunicación
y visionados por millones de aficionados, mayores, adultos, adolescentes niños…
De esta manera, los más jóvenes aprenderán que para conseguir un objetivo puede
ser útil lesionar a un jugador aventajado, poner la zancadilla, dar un codazo o
empujón para ganar, provocar a un jugador para que sea sancionado y obtener una
ventaja…
Estas situaciones pueden favorecer que la afición
más joven interiorice actitudes y valores que se alejen de la deportividad. De
este modo será más probable que aumente el riesgo de conductas agresivas para
alcanzar metas deportivas y solucionar determinados conflictos que transcurran durante
un evento deportivo, tanto por parte de los aficionados como de los
deportistas.
Cuando hablamos de actitudes y conductas
agresivas en el deporte nos estamos refiriendo a aquellos comportamientos que
se saltan las normas que forman parte del respeto, la sensibilidad, la
consideración, la amabilidad…
Para comprender mejor el fenómeno de la
violencia en los espectáculos deportivos es necesario analizar todos aquellos componentes
implicados como por ejemplo hinchas, clubes, medios de comunicación, poderes
públicos… El espectáculo reforzado por los aplausos de reconocimiento, emitidos
por los medios de comunicación, puede resultara atractivo para muchos de los jóvenes
aficionados.
Frente a la mayoría de estos jóvenes que buscan diversión, unos
pocos se comportan de forma realmente violenta que fácilmente podrían contagiar
a aficionados más jóvenes. De este modo hay que hacer hincapié en aquellas
otras actitudes y comportamientos que aun siendo menos violentos, no dejan de
ser importantes para el desarrollo de valores negativos entre la afición más
joven.
Se realizaron y recogieron datos de numerosos
estudios relacionados con este tema destacando
que muchos de los motivos para esta violencia se basan en necesidades sociales
y psicológicas (Trail y James 2001 sobre las motivaciones de los aficionados), Milne y Mc Donald (1999) también señalan
otros motivos como el riesgo, la liberación de estrés, las agresiones que se
originan, por afiliarse a una peña deportiva, las relaciones sociales, al
autoestima, la competición, la búsqueda de espectáculo…
Sobre los perfiles motivacionales entre hombres
y mujeres aficionados, el trabajo de Wann, Schrader y Wilson (1999)
concluye que los motivos mas elegidos por los hombres fueron la estimulación y energía
positiva que se desprende, autoestima y tipo de deporte y en las mujeres la
familia.
Por otro lado, en los estudios sobre perfiles
motivacionales en aficionados y edad, no se encontró relación entre el grupo de
edad y los motivos. Sin embargo se encontró relación entre motivos y la
afiliación a una peña deportiva, concretamente en forma de vestir, alboroto
formado, diversión y oportunidad de hacer amigos que fueron los más elegidos
entre los 12 y los 15 años. El trabajo de Pelegrín et al. 2005 también
examino variables emocionales y sociales entre aficionados, no aficionados y
afiliados a una peña detectando un perfil más agresivo y antideportivo en el
grupo de afiliados a una peña.
Tras los estudios revisados, se puede comprobar
que existe un gran número de variables que pueden relacionarse y explicar las
conductas agresivas y antideportivas de los seguidores de un deporte,
especialmente de los deportes de masas.
En este sentido el deportes escolar, es un
observatorio ideal para detectar y analizar valores transferidos desde el
deporte profesional. Gutiérrez (1998) subraya que en el deporte de
iniciación se observa que se transgreden las normas más básicas de los reglamentos
y que juegan con ventaja aquellos jugadores infractores a los que no se les
aplica, en muchas ocasiones, los reglamentos sancionadores con contingencia.
El deporte bien orientado puede aportar
multitud de beneficios (Tuero y Marquez, 2006) si se utiliza como un
instrumento para educar y formar a los jóvenes como seres sociales. Desde este punto
de vista, Trepat (1995) nos proporciona algunas de las actitudes, valores
y normas que pueden transmitir la práctica deportiva, como el control la agresividad,
respeto a las normas aceptadas, responsabilidad, superación personal,
deportividad, cooperación, colaboración eliminación de distintas actitudes…
Por tanto habría que seguir insistiendo en
conocer y analizar las necesidades de los aficionados y que variables personales
y contextuales podrían estar más
relacionadas con conductas agresivas y violentas en el deporte. De esta manera
se podía averiguar que variables explican mejor estas conductas y conocer si
existe un perfil de riesgo en aquellos aficionados más jóvenes. Si recogemos y
analizamos esta información, se podrán establecer planes de actuación desde los
centros educativos y las escuelas deportivas.
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